

Hacktivistas reciclan aparatos obsoletos en Argentina: "Lo viejo funciona"
Una consola de juegos hecha con un ventilador o una terminal de pago devenida cámara de fotos son algunos inventos de los "cybercirujas", un colectivo de hacktivistas argentinos que reciclan dispositivos electrónicos para desafiar la obsolescencia y la basura electrónica que genera.
"Experimentamos con tecnología, tratando de reciclarla, refuncionalizar elementos que otras personas tirarían", dice Esteban Palladino, conocido bajo el seudónimo Uctumi.
El resultado son metamorfosis electrónicas como consolas de videojuegos fabricadas a partir de terminales de tarjetas de crédito o controladas por teléfonos de línea.
"Es un movimiento que tiene un costado solidario, un costado tecnopolítico y también un costado lúdico", explica a la AFP.
El término "ciruja" refiere en Argentina a quien busca cosas en la basura para vender o utilizar.
Frente a "la inmoralidad de un equipo tirado en la basura, el cyberciruja se rebela ante la autoridad del mercado", clama el manifiesto del colectivo cyberciruja de 2021.
Se estima que Argentina produce 520.000 toneladas de basura electrónica al año, quinta en las Américas después de Estados Unidos, Brasil, México y Canadá, según un reporte de 2024 del instituto de la ONU para las investigaciones (Unitar).
En 2022 el mundo generó un récord de 62 millones de toneladas, detalla el informe.
Ante este fenómeno, los cybercirujas argentinos juegan con la retórica revolucionaria: llaman "células" a los grupos de las provincias, su manifiesto toma la estructura del de Karl Marx y exhiben carteles con la cara de un Che Guevara cyborg.
El movimiento se inició en 2019 con "ollas populares de hardware" donde se intercambiaban piezas, pero su labor se potenció durante la pandemia, cuando muchos necesitaron dispositivos para estudiar o trabajar.
"Recibimos máquinas que nos dona gente, las refuncionalizamos con software libre, y las donamos a personas o organizaciones", cuenta Uctumi.
- Obsolescencia -
El colectivo lleva la idiosincracia del software libre a la práctica: por ejemplo, su tercer encuentro anual en Buenos Aires el fin de semana pasado incluyó un taller para darle sobrevida a teléfonos.
Uno de los expositores fue el ingeniero electrónico Juan Carrique, que viajó 470 Km desde la provincia central de Santa Fe para presentar el "roboticlaje".
Esta iniciativa crea, a partir de residuos informáticos, kits de robótica para educación primaria.
"Con basura electrónica, les hago armar sensores de temperatura, o controles de motores", dice. "No es lo mismo comprar algo hecho que funciona que tener que hacerlo incluso desde la basura".
Carrique es diabético y usa una aplicación de software libre para que su sensor de glucemia sea compatible con su teléfono. Así logra prolongar varios días la vida útil del dispositivo prevista por el fabricante.
Se trata de "reclamar el derecho a reconocer cuándo las cosas sirven o no sirven, no que me digan que sirven o no sirven", explica.
- "Lo viejo funciona" -
Los visitantes del encuentro hacían fila para jugar con el "Ventilastation", una consola hecha a partir de un ventilador industrial.
En su pantalla de inicio puede leerse "lo viejo funciona", una referencia a la popular serie de Netflix "El Eternauta" y una declaración de principios cyberciruja.
"Una de las disputas lindas que estamos dando es el tiempo de ocio. Ese tiempo que está tan mediado hoy por un consumo de red social corporativa", dijo Cristián Rojo, de Córdoba (centro).
Una "actualización doctrinaria" del manifiesto cyberciruja incluye una crítica a las aplicaciones para celulares: "Es ese ecosistema el que está reventando el tejido social, destruyendo la psiquis de jóvenes", leyó Rojo.
"No se trata de erradicar el teléfono, como no se trata de erradicar a las computadoras, podemos generar acciones para cambiar la forma de habitar y usar los teléfonos celulares. La forma en que los usamos está completamente mediada, por no decir determinada, por los oligarcas del cómputo", prosiguió.
En el encuentro, también enseñaron a ejecutar localmente motores de IA en computadoras viejas.
Para Carrique, que desarrolla una IA latinoamericana en la Universidad Nacional del Litoral, el movimiento llama a "habitar la tecnología como un lugar de disputa, que no es heredar solamente lo que viene".
A.Singh--MT