

El liberalismo económico de EEUU, puesto a prueba bajo el gobierno de Trump
La tradición de libre mercado de Estados Unidos está puesta a prueba bajo el mandato del presidente Donald Trump, cuyo gobierno ha buscado en las últimas semanas adquirir participaciones en todo tipo de empresas privadas.
La Casa Blanca está actualmente en conversaciones para tener acciones en Lithium Americas, como parte de la renegociación de un préstamo del Departamento de Energía que tenían la compañía canadiense de explotación de litio y General Motors, según informó esta semana un funcionario de la administración Trump.
Esta iniciativa tiene lugar tras los recientes anuncios de Trump sobre participaciones gubernamentales en el gigante de semiconductores Intel, y en la empresa de tierras raras MP Materials.
Trump también se aseguró una "acción de oro" para el gobierno estadounidense en el grupo metalúrgico US Steel como condición para su venta a la japonesa Nippon Steel. Esta acción preferente le otorga al Ejecutivo poder de veto perpetuo.
La Casa Blanca describió estos acuerdos como una bendición para los contribuyentes, que atribuyó a la capacidad de negociación de Trump, al tiempo que aseguró que la gestión diaria quedará en manos de las empresas y no del gobierno.
Sin embargo, los defensores del libre mercado expresaron su preocupación por una tendencia que consideran perjudicial para la fortaleza del sistema estadounidense.
"Daña la competencia", comentó Fred Ashton, de la oenegé de defensa de ideas conservadoras American Action Forum, quien cree que la intervención gubernamental favorece a algunos grupos en detrimento de otros con menos conexiones políticas.
En Estados Unidos, el gobierno establece las normas que rigen al sector privado, pero en general luego se mantiene al margen, dejando que las empresas respondan a las señales del mercado.
Según el Wall Street Journal, la Casa Blanca utilizó hace poco su "acción de oro" en US Steel para mantener abierta una planta de acero en Illinois.
"Sabemos que al presidente le gusta ganar, así que el gobierno no puede permitir que (algunas) empresas quiebren", dijo Ashton.
Pero Charles Elson, de la Universidad de Delaware, criticó la intervención de la Casa Blanca.
"El gobierno no se dedica a elegir ganadores y perdedores", afirmó. "Es necesario dejar que un ejecutivo de la empresa determine el mejor uso del capital".
- Consenso bipartidista -
Esta no es la primera vez que un gobierno de Estados Unidos participa en empresas privadas.
En respuesta a la crisis financiera de 2008, la administración de Barack Obama adquirió participaciones en la aseguradora AIG y en los fabricantes de automóviles General Motors y Chrysler como condición para recibir los paquetes de ayuda.
Sin embargo, el Tesoro de Estados Unidos vendió las acciones una vez superada la crisis, una señal de consenso bipartidista, según Michael Strain, del centro de estudios American Enterprise Institute, quien cree que todos los presidentes, desde el republicano Ronald Reagan hasta el demócrata Obama, han abrazado el liberalismo económico.
"Obama se habría reído a carcajadas ante la sugerencia de que el gobierno adquiriera una participación accionaria en una empresa manufacturera", escribió Strain en una columna reciente.
Obama "entendía que en el sistema de capitalismo democrático estadounidense, el gobierno no posee ni extorsiona a las empresas privadas", afirmó Strain en el artículo titulado "¿Es Trump un capitalista de Estado?".
En una entrevista, Strain predijo un "capitalismo clientelista masivo" durante el gobierno de Trump. Pero afirmó que los cambios serán demasiado limitados como para influir significativamente en la macroeconomía estadounidense, dado su tamaño y tradición.
Ashton coincidió en que la economía de libre mercado de Estados Unidos no está seriamente en duda, aunque consideró que la conducta de Trump distorsiona el comportamiento de las empresas.
El experto citó informes de prensa de que Apple podría adquirir una participación en Intel tras la visita del director ejecutivo de Apple, Tim Cook, a la Casa Blanca en agosto, cuando le regaló a Trump un disco de vidrio con el logo de la famosa manzana sobre una base de oro de 24 quilates.
"La situación se ha vuelto muy confusa", sostuvo Ashton. "No sabemos si se trata de una decisión puramente empresarial" o si buscan "complacer a la Casa Blanca".
Trump firmó además el jueves un decreto que allana el camino a una cesión de las operaciones estadounidenses de TikTok a varios de sus acaudalados aliados.
N.Mukherjee--MT