

Una polilla australiana se guía por la Vía Láctea, según un estudio
Una polilla nocturna australiana conocida por sus grandes migraciones logra viajar hacia su retiro veraniego utilizando no solo una especie de brújula magnética sino también la luz de las estrellas, según un estudio publicado el miércoles en Nature.
Cuando llega el verano austral, la joven polilla Bogong (Agrotis infusa) es presa de un impulso irresistible.
Deja su territorio natal en la costa este para dirigirse, noche tras noche, hacia los Alpes australianos, una cadena montañosa donde se refugiará en cuevas del calor veraniego.
Luego, en otoño, regresará al lugar de su nacimiento, para reproducirse allí antes de morir.
Se sabe desde hace poco que el invertebrado puede utilizar las variaciones del campo magnético terrestre, como una brújula, para este viaje que puede alcanzar hasta 1.000 km.
Pero en esta combinación hay que añadirle las estrellas, según el estudio firmado por el neurobiólogo David Dreyer y supervisado por el profesor de entomología Eric Warrant, ambos de la Universidad de Lund en Suecia.
"Es el primer invertebrado conocido capaz de utilizar las estrellas con este fin", explica a la AFP el profesor Warrant.
Entre los invertebrados, solo el escarabajo pelotero utiliza la luna y las estrellas como referencias para orientarse, pero solo en distancias muy cortas.
Los investigadores colocaron las polillas en pequeños recintos con un techo que permitía proyectar diferentes mapas del cielo nocturno.
A su lomo sujetaron un pequeño dispositivo, una especie de "simulador de vuelo" que les permitió confirmar que, al ocultar el cielo artificial, la Bogong se apoyaba en su brújula magnética para mantener el rumbo de su migración.
Luego los privaron de esta ayuda eliminando el campo magnético terrestre en el simulador.
"Para nuestra sorpresa, las estrellas resultaron ser suficientes para que la polilla eligiera la dirección adecuada para la temporada de migración", cuenta el investigador.
"Si rotábamos ese cielo 180 grados, el animal seguía" orientándose, explicó.
Demostración reforzada por el hecho de que el vuelo de la Bogong se volvía errático si se le presentaba un mapa del cielo inventado.
El pequeño animal, por lo tanto, puede leer un mapa celeste y seguirlo durante la noche, incluso cuando la posición relativa de los astros cambia con la rotación de la Tierra.
Un caso parecido al de la mariposa monarca que cruza vastas regiones entre México y Estados Unidos, y que es capaz de tener en cuenta la trayectoria del sol para orientarse en su migración diurna.
J.Khan--MT